En esta época de crisis sanitaria todas las personas nos hemos visto obligadas a meternos en nuestros hogares. Los niños, por ser niños, en el día que estoy escribiendo el reportaje, tienen prohibida la salida. No pueden asistir a las clases y son las clases las que asisten a ellos. Los papás y mamás nos hemos "¡¡¿reconvertido?!!" en los nuevos profesores.
Los padres, madres y tutores de nuestros hijos no podemos, ni debemos, pretender convertirnos en los profesores de nuestros hijos. Al menos, o de la misma manera que los profesores del cole, por una razón muy sencilla:
¡NO estamos preparados para ello!.
Bueno, puede que alguno sí. Pero en su mayoría, y aunque tengamos los suficientes conocimientos lectivos, tenemos que entender, que somos responsables directos de su educación, pero no de su enseñanza lectiva.
La oportunidad que nos ha dado la sociedad y la crisis es la de fortalecer el vínculo familiar. Un vínculo que se vuelve indestructible cuando pasamos tiempo con nuestros hijos dando cariño, participando en actividades que nos gustan y les gustan, descubriendonos a nosotros cuando les descubrimos a ellos.
Este vínculo se debilita cuando les exigimos actividades en contra de su voluntad, cuando les mostramos nuestra decepción y nuestra frustración, cuando convertimos nuestros problemas en sus problemas. Y ahora es cuando llego a la raiz que me lleva al tema de los estudios de nuestros hijos, que se encuentran obligados a seguir con sus estudios. ¿Quienes son los encargados de procurar que esas tareas se realicen correctamente?.
Pongámonos en contexto. Empezamos bien el día, nos despertamos, nos levantamos y recibimos las tareas diarias, que el cole nos manda a través de la plataforma educativa. Se supone que seguimos en horario lectivo. Los colegios funcionan, aunque sea online. Eso los que tenemos ordenador; porque hay familias cuya única conexión con el mundo exterior es su movil conectado a internet, y en este documento voy a obviar aquellos que no tienen ni eso. Y ya que estamos, voy a meter en este saco a todos los papás, mamás y tutores que también, por sus circunstancias, tienen que ir a trabajar, o teletrabajan, o están en paro pero quieren dedicar este momento para formarse, o están jubilados,o ..., ¡bueno, a todos los aludidos!. ¡Y como mis hijos acuden a Primaria, voy a acotar el ejemplo solo para Primaria!. Pero podría valer para otros ciclos educativos.
La oportunidad que nos ha dado la sociedad y la crisis es la de fortalecer el vínculo familiar. Un vínculo que se vuelve indestructible cuando pasamos tiempo con nuestros hijos dando cariño, participando en actividades que nos gustan y les gustan, descubriendonos a nosotros cuando les descubrimos a ellos.
Este vínculo se debilita cuando les exigimos actividades en contra de su voluntad, cuando les mostramos nuestra decepción y nuestra frustración, cuando convertimos nuestros problemas en sus problemas. Y ahora es cuando llego a la raiz que me lleva al tema de los estudios de nuestros hijos, que se encuentran obligados a seguir con sus estudios. ¿Quienes son los encargados de procurar que esas tareas se realicen correctamente?.
Pongámonos en contexto. Empezamos bien el día, nos despertamos, nos levantamos y recibimos las tareas diarias, que el cole nos manda a través de la plataforma educativa. Se supone que seguimos en horario lectivo. Los colegios funcionan, aunque sea online. Eso los que tenemos ordenador; porque hay familias cuya única conexión con el mundo exterior es su movil conectado a internet, y en este documento voy a obviar aquellos que no tienen ni eso. Y ya que estamos, voy a meter en este saco a todos los papás, mamás y tutores que también, por sus circunstancias, tienen que ir a trabajar, o teletrabajan, o están en paro pero quieren dedicar este momento para formarse, o están jubilados,o ..., ¡bueno, a todos los aludidos!. ¡Y como mis hijos acuden a Primaria, voy a acotar el ejemplo solo para Primaria!. Pero podría valer para otros ciclos educativos.
¡Pues como digo, continuo!. Empezamos el día, recibimos las tareas a través de la plataforma, las imprimimos, los que dispongamos de impresora claro, y se las ofrecemos a nuestros hijos para que empiecen sus tele-estudios. ¡Álgunas tareas son geniales!, ¡ya que nos permiten contactar con el profesor/ora por videoconferencia, o ver unos videos online, o incluso hacer deporte en familia!. Algunas, ¡claro!. Muchas de esas actividades se limitan a hacer resúmenes, esquemas, copiar o hacer ejercicios del libro, o de una hoja que bién la podría haber recibido independientemente de si el niño/a en cuestión no estuviera en cuarentena y tuviera que asistir a las clases.
¡Bien!, ¡hasta aquí todo correcto!. ¡Empezamos a hacer Tareas!
- Dejar lo que está haciendo y tratar de ayudarle con el ejercicio
- Dar por supuesto que es un niño/a responsable, no hacer nada y seguir con su tarea.
Si este es el caso, antes de actuar precipitadamente aconsejo, cerrar los ojos un instante, esperar hasta asimilar la situación, abrir los ojos, y entonces, responder con el "corazón". Puede que la solución no sea la mejor, o la apropiada; pero será la que consiga que no nos lamentemos de la causa de la consecuencia. La que conseguirá que nos volvamos a centrar en la tarea que estabamos teniendo antes del conflicto, sin sentimiento de culpa posterior.
Aparcad los resentimientos o las sensaciones de culpa. No es lo importante. Lo importante es tomar conciencia del papel que nos ha tocado interpretar en esta crisis. La crisis que nos propone quedarnos en nuestra casa, para evitar contraer o contagiar la enfermedad, sí. Pero también para "formar familia". Recordad lo que comenté al principio. "Tenemos que sentirnos responsables de su educación".
Al revés ocurre algo parecido. El niñ@ no ve a sus papás/mamás como su profesor. Esto hace que no nos atiendan con la misma intensidad, que desconfien de nuestras soluciones, que rechazen nuestras propuestas. ¿O acaso no habeís oido el refrán "En casa de herrero, cuchillo de palo"?. Hay muchos motivos por los que no se puede pretender que, como padres o madres, nos convirtamos en profesores. ¡No lo somos!. Somós, eso si, Responsables de su Educación. Dejemos la Responsabilidad de la Enseñanza a los profesores y profesionales, y tratemos de hacer entender, a todos los que formamos la "Gran Familia de la Humanidad", cual es el papel que nos toca representar.
Sres y Sras Profesionales de la Enseñanza. Perdonad que no consigamos llegar al nivel académico establecido. Los papás y mamás preferimos dar cariño antes que reprimendas. ¡Pero no os preocupeis!. Cuando vuelvan a abrirse las clases, os prometemos devolver a los niñ@os, no tan listos e inteligentes, pero sí más bondadosos y respetuosos.
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